jueves, 4 de abril de 2013

Espionaje y vacaciones en la costa

El tema de esta entrada lo tenía picando desde el verano, pero creo que recién ahora es el momento de poder ponerle palabras al asunto. Se trata de mi re-vinculación con la escritora inglesa Agatha Christie, a partir del contacto con dos obras suyas en inglés, su lengua original.
En uno de mis viajes a Buenos Aires en diciembre, decidí pasar por una conocida librería que se dedica a la venta de libros en inglés. Aunque iba allí por otro libro (en alguna entrada posterior hablaré del tema), me acerqué a un estante en el cual tenían muchísimo de Agatha y me sentí tentado a comprar Endless Night (Noche Eterna). Se trata de una novela de suspenso muy oscura, poco habitual en esta autora, ya que no refleja los elementos clásicos del género detectivesco sino que profundiza en el desarrollo de los personajes, constituyendo así un fluir de la conciencia que a la larga se vuelve perturbador.
Tan enganchado me dejó, que en mi próximo viaje volví a meterme en la librería (misma cadena, diferente sucursal) y adquirí N or M? (En español ha sido traducida como El misterio de Sans Souci). Ambas novelas, y sobre todo ésta última, actualizaron mi pasión por esta autora. La acción transcurre durante la II Guerra Mundial y transcurre en un hotel en la costa inglesa. Tommy y Tuppence Beresford, un matrimonio de agentes secretos, son convocados (nuevamente, puesto que ya habían aparecido en otras obras de la autora) para infiltrarse en el hotel y desenmascarar a dos espías ingleses que trabajan para los nazis. En el desarrollo de la historia, conocemos a los clientes que se hospedan en Sans Souci y los vemos interactuar con Tommy y Tuppence, quienes poco a poco se ven inmersos en una compleja contienda de identidades secretas y doble espionaje. 
Si bien Agatha es mejor conocida por sus rompecabezas detectivescos, es precisamente este tipo de trama la que a mí más me gusta de ella. Aquella en las cual se integran el suspenso en marcos más amplios de acción y espionaje y permiten a su vez un interesante desarrollo de personajes.
Puede sentirse a lo largo del libro el malestar social generalizado provocado por la situación bélica, y cómo los protagonistas, ya en su mediana edad, equilibran su vida aventurera con la preocupación por el bienestar de sus hijos, ya jóvenes adultos y también involucrados en la guerra. El escenario también resulta más que adecuado, porque la autora circunscribe todo un universo de espionaje a un ámbito vacacional, articulando exitosamente la diversión y la intriga.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Bajo la lluvia

Hace algún tiempo me llamó la atención encontrar, en la biblioteca de una amiga psicóloga (a quien quiero mucho más de lo que demuestro), un libro de psicoterapia cognitiva con niños y adolescentes. Se veía como un manual bastante completo sobre el tema, y aunque estaba escrito desde una perspectiva psicológica que en ese momento no me llamaba demasiado la atención, no pude evitar sacarlo de su estante y echarle una ojeada. En algún lugar leí hace muchísimos años que siempre hay que confiar en ese interés caprichoso que mueve a un lector a elegir libros azarosamente.
En su portada, el texto tenía una imagen de una niña y su gato, juntos bajo un paraguas, viendo caer la lluvia. Se trata de una imagen que evoca en mí una tremenda sensación de desamparo (y tal vez abandono), porque ambos, la piba y el gatito, se ven indefensos frente a la intransigencia del tiempo, esperando que pare de llover. Esperando poder moverse de donde están, poder salir de ahí. Creo que podría ser una buena metáfora de lo que Freud había denominada indefensión originaria; ese estado de vulnerabilidad en el que nos hallamos las personas frente a la naturaleza. Qué ironía que una imagen que me hace pensar en el psicoanálisis se encuentre en un libro de psicología cognitiva. Pero al fin y al cabo, ¿de qué sirve poder pensar en diferentes teorías y contrastarlas, si en definitiva el dolor humano que buscan aliviar es el mismo?
Creo que este dibujo me llegó tan adentro porque refleja el modo en el que me he sentido muchas otras veces en mi vida, además de ahora, por supuesto. Porque refleja esa sensación de soledad, ese sabor amargo en la boca y el preguntarse "¿y ahora qué?" que uno siente cuando las respuestas conocidas y los libros en los cuales buscarlas no sirven más. Porque da cuenta del vacío que uno lleva por dentro cuando uno se siente abandonado y extraviado.
Sin embargo, al igual que la nena de la imagen tiene un gatito que le hace compañía cuando la lluvia cae con fuerza, yo siempre he tenido amigos y amigas que me rodean y me acompañan. Amigos y amigas gracias a los cuales la vida se me ha hecho más vivible. Amigos y amigas quienes, en definitiva, están conmigo sosteniendo el paraguas bajo la lluvia.

lunes, 23 de julio de 2012

Adiós a la secundaria

Siempre ha cautivado mi interés el tránsito por la escuela secundaria como momento de la vida de una persona. En lo que se refiere al ciclo vital, suele coincidir (y lo digo así porque uno puede hacerla siendo más grande o incluso más joven, siendo un prodigio) con la adolescencia.
Muchas series de televisión y películas de diverso género (norteamericanas, en general) la retratan como un ámbito en el cual las personas se agrupan de acuerdo con sus intereses y habilidades sociales y a partir de allí se instituye una jerarquía en la cual algunos gozan de popularidad, otros son marginados y otros simplemente pasan desapercibidos. 
En contraste, las narrativas japonesas como el manga y el animé (para los neófitos, historietas y dibujos animados) usualmente ubican a la escuela secundaria como escenario de fondo de dinámicas más complejas cuyo impacto en las vidas de sus protagonistas adolescentes es casi nulo. Ser un estudiante aquí es una parte pequeña de una totalidad mucho mayor.
Estos u otros relatos de ficción pueden reflejar, de algún modo y siempre parcialmente, nuestro propio recorrido por este tramo de la socialización. A veces también pueden ayudarnos a reflexionar sobre las cosas que ahí nos pasan o nos han pasado con los demás o con nosotros mismos. Los sentimientos de soledad, aislamiento y vacío pueden reevaluarse cuando repensamos lo que nos pasa a la luz de las vivencias de otros, aunque éstas sean sólo ficticias.
Y a veces también nos pueden permitir mirar con otros lentes nuestra inserción en esos mismos lugares, cuando nos toca estar "del otro lado del escritorio" (porque en este caso, no hay comercio ni mostrador). Hace algunos años comencé a trabajar en una escuela secundaria como profesor. Una experiencia laboral y de vida que, debo decir, ha sido absolutamente invaluable. Por razones laborales y académicas, creo también que ha llegado el momento de retirarme y decirle adiós, como en su momento le dije adiós siendo un estudiante.
Constantemente he contrastado mis propias vivencias como alumno y como profe, como adolescente y como "adulto responsable que soy ahora" y me doy cuenta de lo difícil que es estar en la escuela, en cualquiera de los dos roles. Las cosas no salen como uno quisiera, o directamente no salen, o salen justo como queríamos y ese día queremos tirar la casa por la ventana. Quizás este "adiós" que digo ahora, como aquel que dije cuando tenía diecisiete, también sea provisorio, haciendo que un potencial regreso sea mucho más satisfactorio.

domingo, 24 de junio de 2012

Abriendo puertas de nuevo

Después de un año y medio de haberme "borrado" de este espacio y darle vueltas al asunto de reabrirlo, me dieron ganas por fin hoy de hacerlo. Por cierto, encontré la web bastante diferente y confieso que me sentía bastante perdido (de hecho, tardé bastante en llegar hasta acá).
Y justo doy en el clavo con la descripción de lo que me ocurrió acá, porque parece útil para describir mi estado durante este último tiempo que estuve desaparecido. Incluso aún hoy perdura en mí la sensación de desequilibrio y necesidad de búsqueda; de algo mío en donde otras personas puedan estar incluídas, de algo nuestro.
En el medio, la elaboración de mi trabajo de graduación de la universidad (que por fin ya está terminado) y mi múltiple y fragmentaria inserción laboral en diferentes ámbitos no me facilitaron la posibilidad de volver acá.
Dejé de escribir acá hace un año y medio, no porque no tuviera sobre qué escribir o de qué hablar, sino porque no sabía cómo hacerlo. Confieso que aún no estoy seguro, pero en esta tarde soleada, finalmente ganó el deseo de volver a abrir estas puertas. Los/as invito a pasar nuevamente, y a que también me dejen entrar.

domingo, 26 de diciembre de 2010

La noche

Bueno, acá estoy de vuelta. Después de mucho tiempo sin dar señales de vida por el ciber-espacio literario. Este ha sido un año difícil, caracterizado por altibajos; por la dualidad seguridad-incertidumbre, independencia-dependencia, día-noche.
Cuando vivimos en un mundo seguro y tranquilo, en el que todos nos conocen y nosotros a todos conocemos, en el que sabemos más o menos qué esperar de los demás y en el que los demás saben más o menos qué esperar de nosotros, nos genera inquietud el traspaso al otro mundo.
Ese otro mundo de lo desconocido, de las nuevas experiencias. Ese otro mundo en el que no siempre están los nuestros para protegernos, y en el que la posibilidad de participar en experiencias nuevas (tanto gratas como dolorosas) siempre llama a nuestra puerta.
El hecho de haber terminado de leer recientemente After Dark, de Murakami, me recordó el significado que tiene para mí abrirme a cosas nuevas. Esta historia me recordó los dos mundos de Demian, porque en ambos libros, los personajes entran en contacto con gente que está fuera de sus círculos habituales y así se aventuran en lo desconocido. Este contacto con personas, ideas y sensaciones a las que no estamos habituados es lo que muchas veces nos hace crecer.
En la historia de Murakami, se relata en distintos planos cómo un conjunto de las más variadas personalidades viven una noche en el que sus caminos se entrecruzan y cambian para siempre.
Si estamos dispuestos a pasar una noche así, seremos entónces capaces de romper el cascarón y así integrar los múltiples mundos a los que pertenecemos.

domingo, 15 de agosto de 2010

Cuando uno no puede cerrar una puerta

Sigo pensando en las cosas que ya pasaron, pero también porque me preocupan las que podrían volver a pasar.
Sigo pensando en que no hemos tenido la mejor relación, y en que no sé cómo hacer para que eso no siga afectándome.
Sigo pensando en que una cosa es el pasado, otra el presente y otra el futuro. No puedo despegar del pasado, y el futuro me preocupa. ¿Qué pasa con el presente?
¿Cómo se puede cerrar una puerta que ha estado tanto tiempo abierta? ¿Qué hacer cuando la apertura de una puerta implica la entrada del dolor?
A veces quisiera poder cerrar la puerta y que el vínculo termine, pero sé que eso no es posible. También creo que no es lo mejor, porque ¿Dejar de hablar con alguien implica dejar de sufrir? ¿Terminar el vínculo implica cerrar la puerta?
Hace poco vi en una revista una ilustración muy impactante: una botella de champagne en una frapera que lanzaba una llamarada por el pico. Parecía como si el acto de descorcharla significara la vitalidad de una transformación inminente.
Creo que cuando hay puertas difíciles de cerrar, nos cuesta mucho descorchar vitalidad.

sábado, 10 de julio de 2010

Historias de fantasía alternativas

Mi infancia estuvo bastamente poblada por una serie de relatos que, a través de seres y mundos de fantasía, pudo trsnsportarme a otras realidades. Me refiero a historias tales como La caja de Pandora, Perseo y Medusa, Teseo y el Minotauro, y muchas otras más.
La mitología griega, plasmada en un libro de historietas de Marcia Williams, me permitió conocer cómo otras culturas (más antiguas aún que la nuestra), explicaban situaciones e interrogantes universales.
Pero no ha sido sólo este libro. ¿Quién no ha visto alguna vez Los Caballeros del Zodíaco (Saint Seiya)? Una exitosa combinacíón de jóvenes modernos y tradiciones milenarias que se ha convertido en una serie de culto en todo el mundo.
Quizás lo más interesante es que en estos relatos no hay princesas dormidas que despertar, o un dios bueno y comprensivo, o héroes de moral intachable. Los personajes que desfilan por los mitos tienen deudas que pagar, lecciones que aprender y monstruos que vencer o capturar. Actualmente, una línea que recupera estas tradiciones y las integra con el mundo digital es la serie de aventuras de Percy Jackson (tantos los libros como la película).
Para quienes hayan abierto esta puerta, o para quienes aún no se han interesado; les aseguro que la mitología griega es una puerta que vale la pena ser abierta.