miércoles, 22 de agosto de 2012

Bajo la lluvia

Hace algún tiempo me llamó la atención encontrar, en la biblioteca de una amiga psicóloga (a quien quiero mucho más de lo que demuestro), un libro de psicoterapia cognitiva con niños y adolescentes. Se veía como un manual bastante completo sobre el tema, y aunque estaba escrito desde una perspectiva psicológica que en ese momento no me llamaba demasiado la atención, no pude evitar sacarlo de su estante y echarle una ojeada. En algún lugar leí hace muchísimos años que siempre hay que confiar en ese interés caprichoso que mueve a un lector a elegir libros azarosamente.
En su portada, el texto tenía una imagen de una niña y su gato, juntos bajo un paraguas, viendo caer la lluvia. Se trata de una imagen que evoca en mí una tremenda sensación de desamparo (y tal vez abandono), porque ambos, la piba y el gatito, se ven indefensos frente a la intransigencia del tiempo, esperando que pare de llover. Esperando poder moverse de donde están, poder salir de ahí. Creo que podría ser una buena metáfora de lo que Freud había denominada indefensión originaria; ese estado de vulnerabilidad en el que nos hallamos las personas frente a la naturaleza. Qué ironía que una imagen que me hace pensar en el psicoanálisis se encuentre en un libro de psicología cognitiva. Pero al fin y al cabo, ¿de qué sirve poder pensar en diferentes teorías y contrastarlas, si en definitiva el dolor humano que buscan aliviar es el mismo?
Creo que este dibujo me llegó tan adentro porque refleja el modo en el que me he sentido muchas otras veces en mi vida, además de ahora, por supuesto. Porque refleja esa sensación de soledad, ese sabor amargo en la boca y el preguntarse "¿y ahora qué?" que uno siente cuando las respuestas conocidas y los libros en los cuales buscarlas no sirven más. Porque da cuenta del vacío que uno lleva por dentro cuando uno se siente abandonado y extraviado.
Sin embargo, al igual que la nena de la imagen tiene un gatito que le hace compañía cuando la lluvia cae con fuerza, yo siempre he tenido amigos y amigas que me rodean y me acompañan. Amigos y amigas gracias a los cuales la vida se me ha hecho más vivible. Amigos y amigas quienes, en definitiva, están conmigo sosteniendo el paraguas bajo la lluvia.