lunes, 4 de enero de 2010

Lecturas de verano

El período del año caracterizado por altas temperaturas, invasión de mosquitos y ropa liviana ha sido y es, para muchos de nosotros, la ocasión perfecta para aprovechar el receso académico y dedicarnos al placer de la lectura. Tanto en casa como en la playa, durante el día o la noche, el verano parece ser la época ideal para recuperar el tiempo perdido en lo que a lectura se refiere.
Los géneros elegidos son tan variados como los temas. Están los lectores que prefieren los tan populares thrillers, o quienes optan por investigaciones periodísticas que prometen desnudar la vida política y mediática actual. Las novelas clásicas se presentan también como opciones atractivas. Cualquiera sea el caso ¿quién no ha disfrutado alguna vez de una relajante lectura veraniega? ¿qué tendrá esta época del año que hace que esos sandwiches de hojas de papel y cartón se vuelvan tan atractivos? Quizás contribuyan a fomentar esta tendencia, en favor de la cultura escrita, las colecciones lanzadas en entregas quincenales por diarios y revistas de gran renombre.
Es probable que la revalorización de este hábito estival refute las tesis de quienes aseguran que "ya nadie lee" y que "hoy la gente no tiene cultura". Por supuesto, la lista de frases peyorativas no se acaba aquí; como tampoco las actitudes de quienes insisten en sostener que la literatura escrita es una de las pocas fuentes de "cultura" (como si nuestra percepción del mundo no se enriqueciera también mirando Los Simpsons u oyendo un CD de reggae). ¿A qué se deben estas mordaces críticas?
De cualquier modo, y más allá de las miradas que no alcanzan a percibir este fenómeno, parece que el verano es y seguirá siendo una prolongada pausa anual en la que, además del bronceado fácil y la cerveza fría, la lectura se impone como un referente típico. Y mientras los criticones seguirán criticando, los lectores que abrazan una novela o libro de cuentos seguirán gozando de la cálida brisa matutina que puede acompañar su costumbre letrada. Tal vez haya lugar en este mundo para una convivencia pacífica entre lectores y críticos; porque al fin y al cabo, todos disfrutamos de un buen chapuzón y de un caluroso día con amigos.

2 comentarios:

  1. Qué suerte que haya personas que defiendan a la Literatura en la vida diaria. Creo que es un arte que se extingue, o se transforma (ya no leemos Aristófanes, Quevedo o Lugones; sino Belen Francese y Cumbio... ja ja). Me encató leerte.

    Éxitos en este nuevo espacio. Me convierto en tu seguidor porque me interesa leer tus publicaciones. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Yo ya tengo mi libro: "El concepto de la angustia" de Soren Kiërkegaard. Espero que esté interesante.

    ResponderEliminar